DESDE LA ÓPTICA DE FRANCISCO TONUCCI
Buen día a tod@s; en esta
oportunidad presentamos un pequeño vídeo que nos muestra sobre cómo los deseos
de un mundo de los niños se van interrumpiéndose por la aglomeración de la
ciudad, las imposiciones de los adultos, la intolerancia y falta de empatía
hacia a los más indefensos que son los niñ@s; olvidándonos que en un punto de
nuestra existencia, también fuimos como ell@s. Tal vez tuvimos la oportunidad en
esa época que las cosas o lugares por donde pasamos no sufra cambios
vertiginosos o repentinos, pudiendo gozar del ambiente natural del cual fuimos
conviviendo, sólo hasta hoy podemos comprender que el hombre según a sus
necesidades va configurando la ciudad como él quisiera sin importar la edad,
circunstancias o situaciones en el que se desenvuelve cada parte humana de este
mundo.
Por lo tanto, FRATO, con su
singular estilo e inteligencia magistral del arte del papel en tinta y ahora la
proyección en movimiento podemos identificar muestras del mundo que un día
desde más pequeños era un mundo diferente de vida de adulto y advierte la
peligrosidad que lamentablemente se
observa a través de los medios de información, que es la de formar niños con mente de adulto y comportamientos
como mayores (tal como quisiéramos que se comporten), dejando el propio espacio
de imaginación, fantasía, transparencia e inocencia. Tal vez este último porque
la sociedad ha dado un salto cambiante en la que prima la desconfianza entre
adultos y de tal manera el cuidado a nuestros
menores es de esperar.
Entre tanto, entre una
conversación dada por Francisco Tonucci, más conocido como FRATO, nos deja un
gran mensaje para reflexionar “… los maestros deberían aprovechar los momentos
de libertad y juego de los chicos para observarlos, ver los aspectos de su
carácter y las actitudes que normalmente en clase no se revelan. (…) no para
usarlas contra ellos, sino para conocerlos más”.
“Los chicos tienen que llegar a la
escuela con los bolsillos llenos, no vacíos, y sacar sus conocimientos para
trabajarlos en el aula. (…) El trabajo empieza dando la palabra a los niños.
Primero se mueve el niño; recién después el maestro. El maestro tiene que
conocer lo que saben los niños antes de actuar, porque si se procede antes,
seguro hace daño. (…) Si fueran escuchados, los niños podrían llevar a la
escuela su propio pensamiento. Lo normal es que un niño que tiene una
inteligencia práctica, hábil con las manos y que puede desarmar un motor, para
la escuela no vale nada. Vale sólo si sabe elaborar lógicamente datos. Esa
clasificación no tiene sentido. Esa actitud selectiva, de que hay pocos
lenguajes importantes y de que los demás no valen nada, conducen al niño al
fracaso”.“La escuela utiliza la desconfianza y eso produce una evaluación
negativa basada en lo que el chico no sabe hacer. Apoyándose sobre lo que sí
sabe hacer bien, la escuela debería motivarlo a recuperar y a ganar lo que no
tiene como una conquista. (…) La escuela transmisiva supone que el niño no sabe
y va a la escuela a aprender, mientras el maestro enseña a quien no sabe. Esa
es una idea infantil, que piensa al niño como un vaso vacío, mientras el
maestro vierte conocimientos que llenan al niño gradualmente. (…) El niño sabe
y es competente y va a la escuela para desarrollar su saber”.
“La escuela debe ser capaz de leer
la realidad concreta que rodea al niño. La geografía es la de su barrio; la
historia, la de su familia”.
“El nacimiento de las democracias
occidentales y el desarrollo industrial exigen de la escuela una formación
elemental, una alfabetización masiva. Lo exigen porque, si la democracia
significa gestión popular del poder, cada ciudadano podrá participar en ella en
la medida en que se disponga de instrumentos para informarse, expresarse,
discutir”. “La escuela no cambia, continúa siendo de complemento, permanece la
selección aunque desplazada hacia los niveles superiores, los institutos, las
universidades y el trabajo; sube el porcentaje de analfabetismo funcional, es
decir, el número de los que nunca utilizan los instrumentos culturales más
elementales propuestos por la escuela: la lectura y la escritura”.
“El problema es más profundo y
continúa latente bajo las diversas formas estructurales y metodológicas: la
escuela de todos no se ha convertido en la escuela para todos”.
“Ahora
que todo el mundo va a la escuela son muchísimos menos los que pueden encontrar
en su familia las necesaria bases-modelos culturales”.
“Una
escuela que quiera ser realmente una escuela de todos y para todos, debe
preocuparse por ofrecer a todo el mundo aquellas bases, aquellas motivaciones,
aquellos modelos culturales imprescindibles para construirse un patrimonio de
conocimientos, de habilidades, de competencias”.
“Paradójicamente,
podríamos afirmar que tienen éxito en la escuela los que no la necesitan. La
escuela, que debería contribuir a introducir la igualdad entre los ciudadanos,
por el contrario alimenta las diferencias”.
“En
la institución escolar no ha cambiado nada porque se ha dejado completamente al
margen de este proceso de transformación a los profesores”.
“Nuestra
escuela hoy vive prácticamente en la “ilegalidad”, en la incapacidad de aplicar
sus propias normativas y con el temor de que aparezcan otras nuevas, aún más
avanzadas”.
“Una
reforma real de la escuela debería nacer de los que trabajan en ella, como
exigencia de nuevos niveles profesionales, para la construcción de los cuales
deberían utilizarse todas las energías actualmente disponibles”.
“Un
proyecto que mire hacia el futuro, hacia el siglo XXI, debería examinar tres
aspectos:
a) El papel de la escuela y su relación con la
realidad del exterior;
b) El método escolar: relación
enseñanza-aprendizaje;
c)
El docente: su función y su formación”.
“La
escuela asume el papel de entidad educativa por antonomasia, amplía su duración
y multiplica objetivos y actuaciones. Las familias piden a la escuela que dé
más y que compense las deficiencias familiares y sociales. La escuela se
convierte es un lugar de sociabilización, de recuperación, de terapia…”
“El profesor no es el saber sino
el mediador del saber”.
“La escuela disfruta de la diversidad. Los
puntos de vista distintos constituyen el motor indispensable de la acción
educativa: ponen de manifiesto contrastes o contradicciones, solicitan
comparaciones progresivas y profundizaciones posteriores”.
Me despido con un saludo fraternal para todos los colegas que buscan un mundo mejor para esos niños que necesitan ese espacio para ser escuchados.